Lugares que visitar en Escocia y algunas de sus historias
Nessie, el monstruo del lago Ness
¡Nuestro querido Nessie! El más famoso de
todos los monstruos de Escocia -y probablemente del mundo-
lleva desde el siglo XIX asomando su figura en las aguas del lago Ness,
al lado
de Iverness. Más de mil personas aseguran
haberlo visto: con cabeza y cola de serpiente, alargado, parecido a un
dinosaurio, de color verde con manchas negras… ¡y muy sonriente! Embárcate en
cualquiera de los cruceros que recorren el lago y no te pierdas un solo detalle
de sus aguas, ¡puede aparecer en cualquier momento! Otro lugar estupendo para
divisarlo es el castillo de Urquhart. Y si no consigues tu objetivo, no te preocupes:
en Nessieland,
un complejo temático donde Nessie es el protagonista absoluto, podrás saberlo
todo sobre el monstruo del Lago Ness.
1. La isla de Skye, una parada imprescindible que ver en Escocia
Skye, la mayor de las Islas Hébridas, es una parada imprescindible para los amantes de la naturaleza, los pueblos pesqueros con encanto y las zonas verdes. Su capital, Portree, es uno de sus puntos fuertes: un pueblecito muy coqueto que destaca por su pequeño puerto con casitas de colores. Ahora bien, si hay un lugar que justifica llegar a una de las zonas más recónditas de toda Escocia es el Old Man of Storr, una roca de más de 50 metros de altura que se ha convertido en todo un símbolo. Si esto no fuera suficiente, el Fairy Glen («rincón de las hadas» en gaélico), un extenso paraje verde con pequeñas colinas en la zona norte de la isla, y el castillo de Dunvegan, que bien parece salido de una película, demuestran porque Escocia es un auténtico paraíso verde.
2.Glasgow
Aquellos que no han ido a Glasgow te dirán que no merece la pena, qué mejor ir a Edimburgo, la niña mimada de Escocia. Pero aquellos que, bien por ocurrencia o por placer, hemos tenido la suerte de visitar la mayor ciudad escocesa, te diremos que merece la pena y mucho; que no solo no es una eterna segundona pero una visita que debes considerar en tu viaje a Escocia. Su catedral, de estilo gótico y consagrada en el siglo XII, es más que razón suficiente para dedicarle un par de días, pero por si fuera poco aquí van algunas sugerencias: la Necrópolis de Glasgow, un precioso cementerio de estilo victoriano, The Lighthouse, un centro de exposiciones diseñado por Mackintosh, o el Museo Kelvingrove, posiblemente la atracción más visitada de toda la ciudad.
3. Dundee
Lo de quedarse con lo mejor y renovar todo lo que no funcionaba ha convertido a Dundee en todo un acierto. La ciudad ha pasado en 20 años de ser una urbe industrial, gris y aburrida, a un ciudad abierta, agradable, cultural y que ha abrazado la modernidad para convertirla en su seña de identidad. Parte de la culpa de este resurgir la tiene la extensa reforma de la ribera del río Tay, donde llevan invertidos cerca de un billón de libras, y la apertura de la primera sede fuera de Londres del museo Albert and Victoria, que, pese a su reducida colección, ha conseguido su objetivo: regenerar urbanísticamente la ciudad. Para poner la guinda al pastel, St Mary’s Tower y el McManus Art Gallery and Museum son perfectos.
4. St. Andrews
Mira que han pasado años desde la primera vez que visite St. Andrews y su impresionante catedral (eso sí en ruinas) y todavía guardo en mi mente la estampa como si fuese fija e inmóvil. Para aquellos menos conocedores de Escocia, St. Andrews es una pequeña localidad de 40.000 habitantes, a medio camino entre Dundee y Edimburgo, famosa por su universidad, fundada a principios del siglo XV, sus campos de golf y, sobre todo, por su catedral.
5. El castillo de Balmoral
Conocido por ser la residencia oficial de la monarquía británica en Escocia (junto con el Palacio de Holyrood), el castillo de Balmoral es propiedad de la corona y, desde que fue adquirido y reformado por la reina Victoria, ha sido el lugar elegido por la familia real para pasar sus vacaciones. Aunque solo está abierta al público una parte del complejo (los jardines y el salón de bailes) y sólo cuando los monarcas no están viviendo allí, merece la pena.
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